(Cerrar) Una casa alrededor de una encina. Vivienda unifamiliar en la Moraleja, Madrid

Ubicación: Urbanización La Moraleja, Alcobendas, Madrid
Fecha de proyecto: 2018
Colaboradores en fase de proyecto: José Luis Zabala de Lope (arquitecto), Félix Aramburu y Daniel Moreiro (envolvente e instalaciones), Juan Miguel Frías Cuenca (mediciones y estudio de seguridad y salud), Lolo Rojo (project manager)
Fecha de ejecución: 2019-2020
Colaboradores en fase de ejecución: José Luis Zabala de Lope (arquitecto), Juan Miguel Frías Cuenca (director de ejecución y coordinador de Seguridad y Salud), Lolo Rojo (project manager), Alejandra Pombo (interiorismo), Marta Puig de la Bellacasa (paisaje), María Gil de Montes y Lara Elbaz (diseño de iluminación), Luis Trapero (MACE 2000, constructor), Sandra Muñoz (jefa de obra), Felipe de la Morena (encargado de obra)
Superficie construida: 959,26 m2
Fotografías: Imagen Subliminal (Miguel de Guzmán y Rocío Romero)
La vivienda se sitúa en una antigua y prestigiosa urbanización del área metropolitana de Madrid. Originalmente era un bosque mediterráneo de propiedad privada que, a pesar de la presión demográfica de la zona, ha conservado un alto valor paisajístico, propiciado entre otras cosas por la cuidadosa protección de las encinas existentes. La parcela objeto de la intervención cuenta con varias de ellas, salpicadas en una topografía suave en la que el elemento más característico es una leve depresión en la mitad oriental. Junto a dicha depresión se alza la encina de mayor porte de toda la parcela, y el proyecto nació de la voluntad de crear un espacio de estancia interior-exterior alrededor de dicha encina. De esta manera la vivienda se configura a partir de una planta en L cuyos brazos crean un espacio en la parte más baja del solar, a la sombra de este gran árbol.
El brazo oriental de la L, orientado de norte a sur, alberga en planta primera el espacio privado de los propietarios y su planta baja se funde con el espacio exterior anexo a la gran encina. El lado occidental, orientado de este a oeste, dispone en planta sótano de espacios de servicio, espacios de día en planta baja y dormitorios para los niños en planta primera. Ambos brazos se encuentran desfasados media planta entre sí, propiciando la adaptación de la vivienda a la topografía existente. La conexión entre estas medias plantas se resuelve mediante un volumen de acceso generosamente acristalado, que actúa como vestíbulo principal, charnela entre los dos brazos de la L y, como se ha indicado, elemento de conexión de los diferentes niveles.
La vivienda aspira a tener una cierta imagen mediterránea, mediante la combinación del blanco y una mampostería de piedra careada típica del Levante español. Al mismo tiempo, debido a la fragmentación volumétrica y el juego de niveles, no pretende tener un carácter objetual o impositivo, sino asentarse suavemente en el entorno, buscando la proximidad de los árboles y atenuando su presencia mediante el juego de luces y sombras propiciado por esta proximidad. En cuanto al espacio interior se busca esa misma continuidad con el entorno, manifestada singularmente en dos ámbitos. Por un lado en la sala polivalente del brazo oriental, que como se ha indicado pretende, sobre todo en los meses de buen tiempo, fundirse con el espacio exterior junto a la gran encina. Y por otro en el salón comedor del brazo occidental, en el que cuatro grandes ventanas correderas cierran un frente de 10 metros de longitud y pueden hacerse desaparecer, permitiendo la fusión total de dicho espacio con el porche y el jardín del lado sur de la parcela.
El único momento en el que el proyecto se vuelve más asertivo es en el volumen de acceso. El propietario deseaba un espacio que, a partir de recuerdos de los veranos de su infancia, él llamaba “mar de cristal”: un espacio donde al entrar pudiera dejar atrás los agobios y las preocupaciones del día a día y tener la sensación de haber llegado a casa. Este espacio, que en su punto más alto alcanza casi los 10 metros, negocia con la topografía y los desplazamientos verticales de las piezas de la casa, y a la vez tiene un fuerte carácter escenográfico: desde la entrada un balcón permite divisar la zona inferior, con la gran encina al fondo; a la derecha da acceso al gran salón, con el que también se conecta visualmente mediante una rasgadura horizontal; a la izquierda permite ascender al espacio privado de los dueños y, finalmente, un puente comunica este punto con la zona de los niños. Confiamos en que la escala, la visión del jardín posterior, la luz de mediodía inundando el espacio y el juego de elementos de comunicación sean capaces de propiciar esa sensación de “mar de cristal” que el propietario anhelaba y dio origen a su casa.
(Cerrar) Vivienda unifamiliar en Aguadulce, Almería.

Ubicación: C/Naranjo, 306. Urbanización Aguadulce, Roquetas de Mar, Almería
Fecha de proyecto: 2017
Colaboradores en fase de proyecto: Juan Pedro Alías Hernández (arquitecto coautor del proyecto), José Luis Zabala de Lope, Álvaro Zabala de Lope (visualización 3d), José Antonio Moral Villegas (Estudio de Seguridad y Salud)
Fecha de ejecución: 2018-2019
Colaboradores en fase de ejecución: Juan Pedro Alías Hernández (arquitecto codirector de obra), José Antonio Moral Villegas (director de ejecución y coordinador de Seguridad y Salud), Juan Miguel Rodríguez Noguerón (jefe de obra), Miguel Quiñonero Llamas (encargado de obra)
Superficie construida: 978,24 m2
Fotografías: Jesús Granada
El emplazamiento del proyecto era un solar de gran potencial por su ubicación junto al mar y su prominencia, pero no exento de dificultades de carácter topográfico, geométrico y urbanístico. Topográficamente la pendiente suponía como casi siempre un desafío en relación con la accesibilidad y el volumen aparente de la construcción. Geométricamente la parcela es muy alargada y estrecha, y a ello se unía una normativa urbanística que relacionaba el retranqueo elegido con la altura máxima admisible, lo que obligaba a forzar aún más el carácter lineal de la edificación. De estas premisas surgió la proporción y la ubicación de la vivienda dentro del solar, que tiene un frente de anchura estricta orientado directamente hacia la costa, pero al mismo tiempo se aprovecha del hecho de que la fachada lateral hacia la calle Naranjo, sin tener una orientación tan directa hacia el mar, sí permite una visión nítida del mismo. A partir de ahí surge un juego de dobles direcciones, que se hace particularmente patente en la planta primera: la banda de circulación y el dormitorio principal siguen la orientación determinada por la forma de la parcela, y se enfrentan directamente a la playa. El dormitorio principal se configura además como un enorme voladizo que constituye el elemento más dramático de la composición. El resto de dormitorios y estancias de esa planta busca una orientación sesgada respecto a la anterior que resulta ser el Sur estricto, ideal desde el punto de vista climático. Y de esta forma se manifiestan como las branquias (también voladas) de una especie de escualo que se apresurara a retornar al mar.
Los vuelos tanto del dormitorio principal como de los secundarios generan en planta baja la sombra tan necesaria en ese lugar, de manera que sala de estar y cocina, con sus correspondientes extensiones exteriores, son esencialmente los espacios resultantes de elevar los dormitorios por encima del nivel del suelo.
Ese juego de dobles direcciones encuentra su conclusión en la fachada del acceso a la vivienda, opuesta al mar, donde se produce un desdoblamiento de volúmenes que contienen, por un lado la habitación de los nietos de la familia (que mantiene la dirección dominante de la parcela) y por otro el estudio del propietario, que manteniendo su frente acristalado en estricta orientación Sur, parece apuntar hacia el acceso a la parcela. Le acompañan en planta baja la zona de servicio de la vivienda, algo rehundida en el terreno, y la rampa de acceso al garaje que busca la esquina del solar más alejada del mar para evitar que el coche enturbie la plácida contemplación del mar.
El carácter lineal de la edificación permitió encajar de forma natural en planta sótano una calle de nado interior, uno de los requisitos del cliente. Para proporcionar luz natural a esa estancia se dispuso paralelamente a ella una triple altura que vincula visualmente los tres niveles de la edificación y se concibe como un auténtico jardín interior, haciendo que las circulaciones en la dirección mayor de la casa se perciban como un paseo por el parque, un paseo en el que la visión poco deseada de las edificaciones vecinas se tamiza mediante un damero de vidrio traslúcido, un paseo que en definitiva puede rematarse con la contemplación del mar en toda su extensión, o en particular con la visión sugerida del cabo de Gata, a través de una ventana singular que se gira para mostrarnos la ubicación de ese lugar.
Material y constructivamente hay un dominio absoluto del blanco y del vidrio, así como una búsqueda de la mayor limpieza de detalle posible. Al exterior sólo unos pocos acentos se resisten a esa lógica, como la ventana que nos mostraba la posición del cabo de Gata, y al interior el único contrapunto lo representa el pavimento. El mobiliario integrado, los panelados que integran puertas de paso, los foseados que ocultan la carpintería de aluminio son, entre otras, las estrategias que buscan la mínima distracción frente a la contemplación directa del mar, como si eso fuera todo lo que se necesita para vivir en esa casa.
(Cerrar) Vivienda en Molino de la Hoz, Las Rozas, Madrid. España

Ubicación: C/Gerifalte, 113. Urbanización Molino de la Hoz, Las Rozas, Madrid
Proyecto: 2013
Arquitecto: Mariano Molina Iniesta
Colaboradores: José Luis Zabala de Lope, Enrique Sánchez Vázquez
Medición y Estudio de Seguridad y Salud: Juan José Herranz Calleja
Ejecución: 2014-2015
Director de obra: Mariano Molina Iniesta
Director de ejecución y Coordinador de Seguridad y Salud: Juan José Herranz Calleja
Colaborador: José Luis Zabala de Lope
Empresa constructora: IE Sodelor (Francisco Hernández, jefe de obra; Ignacio Bellón, encargado de obra). Carpintería de aluminio: Technal (Aluminios San Nicolás). Fabricante de ladrillos: Cerámicas Manuel Torres.
Superficie construida: 459,1 m2
Fotografías: Miguel de Guzmán
Sobre una parcela en pendiente con unas vistas privilegiadas, se pidió la construcción de una vivienda esencialmente en un solo nivel, en la que la cocina debía ser un elemento protagonista. Con estas premisas, junto con la voluntad de capturar el espacio abierto anexo hasta donde fuera posible, se organizó la casa alrededor de dos patios: uno denominado patio de sol, orientado a levante y mediodía, en el que se sitúa la piscina, y un patio de sombra, orientado a norte, de carácter más íntimo e informal; la cocina actúa como elemento de conexión y articulación, participando simultáneamente de ambos. La piscina se prolonga en forma de estanque hasta su borde mismo y la anima con un juego constante de reflejos.
A continuación la zona de estar, que ocupa la posición central del esquema, vuelca hacia el patio de sol y gira en torno a una gran chimenea colgante, que define dos ámbitos diferenciados. Rodeada de luz cenital y de un techo en forma de impluvium, la chimenea se convierte a mediodía en una gran linterna que ilumina toda esta área central. Finalmente, los dormitorios se agrupan en dos volúmenes que se despegan de la parte más baja del solar y dominan el paisaje a modo de atalayas.
Constructivamente se buscaron texturas gruesas y presencia de la materia: por debajo del nivel de piso domina un hormigón levemente abujardado, y por encima de él un ladrillo de fabricación manual que hacia la calle se manifiesta como una envolvente prácticamente continua, sólo salpicada ocasionalmente por celosías de mismo material.
(Cerrar) Vivienda unifamiliar en El Bosque Country Club (Casa Nenúfar)

Ubicación: El Bosque Country Club, León, Guanajuato (México)
Fecha de proyecto: 2015-2017
Colaboradores en fase de proyecto: Enrique Martín-Moreno (arquitecto coautor del proyecto), Bibiana Huber (diseño de interiores), Luis Eduardo Aparicio Torres (ingeniero estructural)
Fecha de ejecución: prevista 2020
Colaboradores en fase de ejecución: Enrique Martín-Moreno (arquitecto codirector de obra), Bibiana Huber (diseño de interiores), Erika Andrade Cantú (Faktorluz, diseño de iluminación), Carlos Ríos (paisajismo), Alberto Sánchez (ingeniero estructural), Miguel Vega (constructor)
Superficie construida: 479,60 m2
Fotografías: José Luis Zabala de Lope (visualización 3D)
El proyecto se ubica en un estrecho solar con viviendas muy próximas en ambos costados. Hacia el sur se sitúa la calle de acceso, de poco tráfico, y al norte la zona más privada y amplia del jardín, que se extiende hacia el campo de golf y un lago anexo. Lo más inusual de los requisitos del proyecto era tener una planta baja con una altura libre de 4 metros en una vivienda no excesivamente grande. Esto planteaba la necesidad de introducir algún tipo de textura en el techo, que de alguna forma humanizara ese espacio. Por otra parte, la excesiva altura de la planta baja hacía que, en los primeros tanteos, el volumen exterior se percibiera como demasiado imponente, algo fuera de escala respecto de las edificaciones vecinas. La solución a estos dos problemas vino de la disociación entre el techo de la planta baja y el suelo de la primera, como si se tratara de entidades independientes. Vista desde la calle, la vivienda presenta una serie de cuerpos bajos que albergan locales secundarios (garaje, guardarropa, aseos, etc.). Estos cuerpos tienen una altura convencional, y proyectan una imagen doméstica del proyecto. Además, estos locales auxiliares arropan los espacios principales de la casa, que tienen la altura solicitada por el cliente, y cuya cubrición se manifiesta en forma de un vacío central (el distribuidor principal de la casa) del cual nacen en las cuatro direcciones losas nervadas que sobrevuelan toda la planta baja, incluyendo los espacios auxiliares. De esta forma, las estancias de la planta primera, que apoyan sobre esta losa volada, adquieren una configuración cruciforme que parece levitar sobre la planta baja, y de alguna forma recuerda la levedad de los nenúfares flotando sobre un estanque. Para reforzar esta imagen, parte de la planta primera se convierte en una lámina de agua que constituye la visión más cercana de los dormitorios orientados a norte.
Así pues, se podría describir el proyecto como un vacío vertical central del que nacen extensiones voladas en las cuatro direcciones, soportadas por un sistema de vigas de canto variable de hormigón armado. Esta composición se completa mediante una serie de espacios auxiliares de altura convencional que envuelven a los espacios principales por el flanco sur. El diálogo entre estos dos tipos de espacios se refuerza por el hecho de que ambos estarán ejecutados con distintos tipos de hormigón. Por último, un sistema de perfiles metálicos dispuestos en los cuatro alzados actuarán al mismo tiempo como ayuda a la estructura de hormigón y como sujeción de los vidrios de fachada.
Desde otro punto de vista, a pesar de la regularidad del solar, la geometría de la casa manifiesta una cierta complejidad. Por una parte, una banda girada en el pavimento conduce al usuario desde la entrada, atravesando la casa, hasta la piscina en el jardín trasero. Y por otra, la separación entre la sala de estar y la cocina-comedor se gira en el sentido opuesto, configurando el espacio principal de estancia como un embudo que se abre hacia el jardín posterior, el campo de golf y el lago más atrás.
(Cerrar) Nueve viviendas de protección oficial para jóvenes en hilera.

Ubicación: Calle Victoria, s/n. Las Terreras. Lorca – Murcia
Fecha de proyecto: Viviendas: 2004-2006. Urbanización: 2006
Colaboradores en fase de proyecto: Sergio Carrillo (arquitecto coautor del proyecto), Encarni Martínez García
Fecha de ejecución: 2006-2009
Colaboradores en fase de ejecución: Sergio Carrillo (arquitecto codirector de obra), Encarni Martínez García y Juan Carlos Pérez Laserna (dirección de ejecución), Obras y Servicios Técnicos de Levante, S.A. (contratista de viviendas), Silvestre Úbeda Ruiz (contratista de la urbanización
Superficie construida: Viviendas: 1090,91 m2. Urbanización: 1422,61 m2
Fotografías: Mariano Molina
El proyecto se sitúa en un pequeño núcleo de población al norte del término municipal de Lorca (Murcia), de unos 150 habitantes, y forma parte de un conjunto de promociones desarrolladas por la empresa municipal de vivienda con el objetivo de favorecer la permanencia de los jóvenes en sus poblaciones de origen. Diseñar un proyecto de estas características nos hizo reflexionar en primer lugar sobre la idea de pertenencia a un colectivo más o menos definido – en este caso el de jóvenes de Las Terreras – manifestando al mismo tiempo la singularidad de cada uno de sus miembros.
El solar se encontraba en el borde del pueblo, y básicamente se trataba de una franja de terreno de 18 metros de ancho y unos 60 metros de largo, orientada en dirección norte-sur, y limitada en sus lados mayores por una calle de nueva creación y una rambla, al este, y un parque público al oeste.
La normativa urbanística del área obligaba a construir viviendas sin retranqueo a la calle, de manera que en lugar de disponer el espacio abierto de la casa delante y detrás de ésta, como suele ser habitual, decidimos colocarlo en paralelo. De esta forma, el solar quedó dividido en una serie de bandas transversales ocupadas y libres alternativamente. De esta forma, el conjunto se muestra a la calle y al parque con un ritmo regular que enfatiza la idea de unidad, de pertenencia al grupo.
La banda de espacio libre de cada vivienda se ve únicamente interrumpida por la sala de estar, sobre la cuál se sitúa un volumen con un tratamiento claramente diferenciado de la edificación en planta baja. Si ésta es regular, rígida, áspera y masiva, aquél es de una textura más lisa, cambiante en posición y color. Es este volumen el responsable de evidenciar la singularidad de cada vivienda.
La sala de estar que divide cada patio particular se configura como un ámbito transparente, de doble orientación, abierto en primera instancia a cada patio privado, y en segunda tanto a la calle como al parque. Se persigue difuminar los límites entre el espacio público y privado, de manera que los padres puedan observar a sus hijos mientras juegan en el parque sin necesidad de salir de casa y que la actividad cotidiana de cada vivienda trascienda sus límites generando un cierto grado de interacción entre los vecinos.
Desde el punto de vista ambiental, Las Terreras es una localidad del sureste español que obviamente tiene que defenderse fundamentalmente del rigor del verano. Pero al mismo tiempo, los inviernos no son todo lo benignos que pudiera creerse. Su situación en las estribaciones de la sierra del Cambrón, a 700 metros de altitud, hace que la nieve no sea infrecuente. Por tanto buscamos una solución constructiva capaz de aportar buen aislamiento térmico, elevada inercia térmica – puesto que se trata de viviendas de uso habitual – y sobre todo evitar la aparición de puentes térmicos. Para ello se recurrió a un cerramiento de una sola hoja de bloque de termoarcilla de 29 cm de espesor. El bloque de termoarcilla tiene una conductividad térmica igual a un tercio de las piezas de albañilería convencional, y además se utiliza en este caso en un formato mayor que el del ladrillo tradicional. El resultado es un valor global de aislamiento térmico equiparable al de un cerramiento de doble hoja cerámica (la exterior de 1 pie de espesor, esto es, 24 cm) con cámara de aire y aislamiento térmico. También son equiparables los valores de desfase y amortiguación de la onda térmica, pero con la ventaja de que al tratarse de un cerramiento monocapa, el muro de bloque de termoarcilla elimina la posibilidad de aparición de condensaciones intersticiales. Por último, la utilización de piezas especiales del sistema para la ejecución de cargaderos, encuentros con forjados, etc. prácticamente elimina la existencia de puentes térmicos. Toda la envolvente exterior de la vivienda queda forrada de elementos de termoarcilla, lo que además facilita la aplicación de un revestimiento continuo: el tradicional enfoscado a la tirolesa en planta baja y mortero monocapa en planta primera.
Cada vivienda presenta en planta baja un muro ciego orientado a sur que ha sido concebido como un acumulador de energía, que va intercambiando con el interior de la vivienda de forma gradual y retardada en el tiempo, de manera que tiende a homogeneizar las temperaturas interiores diurnas y nocturnas en torno a un valor medio adecuado durante la mayor parte del año.
Para garantizar el confort térmico se han cuidado también las ventilaciones, que pueden ser cruzadas en la mayor parte de la vivienda gracias a la disposición de huecos en ambas fachadas. Dicho sistema de ventilación natural se ve complementado por un patio estrecho que corre paralelo a la escalera de subida a planta primera. Ese patio, el llamado “jardín secreto”, es por orientación y proporción un ámbito en sombra plantado de vegetación cuya función consiste en refrescar la casa en verano por enfriamiento evaporativo, es decir, se trata de una adaptación del patio húmedo tradicional de la arquitectura mediterránea.
Además de su función como acondicionador termohigrométrico, el muro de termoarcilla también cumple una función portante desde el punto de vista estructural. En ese sentido, el espesor de 29 cm viene obligado por la condición de zona sísmica del emplazamiento, y esta circunstancia requiere también utilizar costillas de refuerzo metálicas tanto en vertical como en horizontal, y disponer los huecos de una forma muy específica. En concreto, la norma sismorresistente española limita tanto la distancia entre huecos como la distancia entre huecos y extremos de muro. En nuestro caso, en planta baja se ha procurado unificar los huecos en tiras longitudinales para cumplir con estas limitaciones, y en planta primera, para crear huecos en esquina que subrayen la liviandad de los volúmenes superiores, se ha recurrido al refuerzo con perfiles de acero.
Desde el punto de las acciones horizontales, es conveniente que todo muro de carga se encuentre arriostrado en los bordes, y por tanto se ha procurado hacer en la medida de lo posible una distribución de elementos portantes en cajas cerradas. En caso de aparecer muros aislados, por ejemplo el que separa en cada vivienda la sala de estar y la escalera de subida a planta primera, se han colocado en sus extremos elementos transversales de arriostramiento.
También desde el punto de vista sísmico son problemáticos los forjados sanitarios, ya que entre éstos y la cimentación suelen aparecer muretes de poca altura y gran rigidez, que quedan sometidos a importantes esfuerzos cortantes en caso de terremoto. Para evitar esta circunstancia se ha independizado el forjado sanitario de la estructura de muros, resolviéndolo mediante bañeras invertidas de plástico que sirven como encofrado perdido para una losa de hormigón de pequeño espesor.
El despiece de los muros de fábrica que aparece en los planos de estructura muestra hasta qué punto, a pesar de quedar oculto, éste ha sido determinante en la configuración del proyecto, en cuanto a la determinación de alturas, modulación de huecos, disposición de instalaciones de saneamiento, etc.
Por último quisiéramos decir algo de la urbanización, que a pesar de construirse simultáneamente a las viviendas, fue objeto de un proyecto independiente, y comprendía la creación de la nueva calle que da servicio a las viviendas, el muro de contención que encauza la rambla, y el acceso posterior al jardín público. Tratándose de una calle prácticamente sin tráfico rodado, hemos intentado convertirla también en un espacio de relación peatonal, limitando al mínimo el desnivel entre la calzada y la acera, dando a ésta un ancho claramente superior al necesario por uso, e incorporando vegetación que la convierta en un espacio apto para el paseo y la estancia – esto es, para la interacción entre los inquilinos de las viviendas.
(Cerrar) Vivienda unifamiliar en paraje de Altobordo

Ubicación: Paraje de Altobordo, Purias, Lorca (Murcia)
Fecha de proyecto: 2006-2007
Colaboradores en fase de proyecto: Sergio Carrillo (arquitecto coautor del proyecto)
Fecha de ejecución: 2008-2009
Colaboradores en fase de ejecución: Sergio Carrillo (arquitecto codirector de obra), José Barnabé Cortijos (director de ejecución), Construcciones Juan Mora S.L.
Superficie construida: 299,42 m2
Fotografías: Mariano Molina
Una pareja recién llegada a Lorca decidió construirse una casa en el campo como vivienda permanente. Los habíamos conocido a través de otros clientes con los que la relación profesional no había llegado a buen puerto, y los primeros contactos con ellos no fueron fáciles. Ni a ellos les gustaron nuestros primeros tanteos ni nosotros estábamos convencidos de poder encajar el tipo de proyecto que ellos demandaban. Sin embargo, había aspectos de su propuesta que nos resultaban atractivos: una casa sin puertas (al menos aparentemente), un espacio fluido, con continuidad visual entre los diferentes ámbitos interiores y entre éstos y el exterior y un espacio central de distribución desde el que pudiesen verse las estrellas.
Él, pintor de vocación y de formación, dibujó unos esquemas que, si bien se alejaban bastante de la imagen que teníamos de la casa, nos recordaban en algunos aspectos a las viviendas unifamiliares de Coderch, y en ese punto de interés compartido empezamos a trabajar en la solución definitiva. El área de dormitorios fue en ese punto fácil de resolver, y el esfuerzo se centró en conseguir riqueza de recorridos y transiciones con la menor superficie posible.
Para los espacios de estancia y de servicio, enfatizamos la idea de continuidad espacial (el espacio infinito), hasta llegar a fundirlos todos en uno, y mediante la utilización de pérgolas en áreas de porche y aparcamiento, reforzamos la continuidad entre el dentro y el fuera. El conjunto es pues la combinación de un ámbito centrípeto de dormitorios en torno a un patio cubierto y una secuencia lineal de espacios de estar abiertos al paisaje en todas direcciones.
Las soluciones bioclimáticas adoptadas son sencillas, más cercanas a los criterios de racionalidad y tradición de la arquitectura popular que a planteamientos de alta tecnología. La orientación, sureste, y la ventilación cruzada en los espacios de día permiten un buen comportamiento en condiciones de verano. Las más agresivas a las que nos enfrentamos. La transición entre el espacio interior y el exterior a través de la pérgola proporciona sombra en verano y deja pasar el sol en invierno. El patio interior y el sistema de ventilación previsto en el lucernario contribuyen a regular la temperatura y humedad en el interior de la vivienda.
Se plantea en la vivienda una instalación de captación de energía solar para producción de agua caliente sanitaria, que queda oculta en la cubierta y que es suficiente para cubrir la demanda de la familia durante prácticamente todo el año.
Las dificultades económicas obligaron a simplificar y abaratar los acabados previstos, pero creemos que el proyecto no se ha visto perjudicado por ello, sino que quizá al contrario, la potencia espacial y volumétrica del mismo se ha visto de alguna manera reforzada.